¿En dónde están los mejores balnearios del Estado de México?

A 1880 metros sobre el nivel del mar y con una espléndida temperatura promedio de 26º C al año, Ixtapan de la Sal es famoso por sus aguas termales y todo tipo de terapias curativas y de relajación. Pero también es otras cosas. Reconocido con el distintivo Pueblo Mágico, vale la pena visitarlo para conocer sus iglesias y mercado de artesanías. También para probar los famosos calates, plato de ancas de rana en salsa verde que se come solo en temporada de lluvias.

Es fácil entender por qué el Parque Acuático Ixtapan de la Sal es considerado el más grande de América Latina. Hay una inmensa área de juegos infantiles, zona de comida rápida y de asadores para cocinar la propia, parque acuático, campo de golf, lago con embarcadero, canchas deportivas, paseos a caballo y hasta un mercado de artesanías.

La estrella de la casa son las tinas romanas, que se alimentan de aguas termales a las que se les atribuyen propiedades relajantes y regeneradoras. Hay techadas y al aire libre.

Catalogado también como Pueblo Mágico, Tonatico es un pintoresco pueblito mexicano al sur del estado, muy cerca de la frontera con Guerrero. Los fanáticos del ecoturismo pueden practicar rapel en los peñascos de la cascada Salto de Tzumpantitlán de más de 50 metros de altura. También pueden hacer el recorrido de casi un kilómetro en las cavernas de la Gruta de la Estrella y ver las figuras que ha producido el escurrimiento del agua durante miles de años.

Hasta los años setenta del siglo XX, los manantiales del Balneario Municipal de Tonatico se utilizaban también para producir sal. Hoy hay cinco piscinas, un inmenso tobogán y para los más pequeños, dos chapoteaderos. Como el agua es mineral, muchos visitantes acuden buscando los beneficios de sus propiedades curativas.

En las instalaciones del balneario hay asadores, áreas infantiles y canchas deportivas en medio de áreas verdes.

Los amantes de la arquitectura y el arte del barroco mexicano encontrarán en el tercer Pueblo Mágico de nuestra selección, Tepotzotlán, un paraíso sin igual. Claro ejemplo de ello es el Museo Nacional del Virreinato, considerado uno de los más importantes del país por la estética de su edificio y el valor de su colección. Las pastorelas de Tepotzotlán tienen fama internacional, por lo que si tu visita es en diciembre no puedes perderte este divertido espectáculo.

A unos cuantos kilómetros de Tepotzotlán está el balneario Ahuehuete de Lanzarote. Las estrellas del lugar son tres albercas alimentadas por agua que emana de un milenario árbol y por varios ojos de agua. Además hay palapas, juegos infantiles, área de comida, vestidores y tienda ejidal.

Puedes organizar un grupo, invitar a tu pareja o tomarlo por tu cuenta, y regalarte una sesión de temazcal —este servicio es previa cita y negociación así que toma tus precauciones—. No te arrepentirás.

Famoso por albergar la Feria del Caballo, Texcoco es un lugar en el que viajas en el tiempo. Hay zonas arqueológicas como Tocuila —que cuenta con un pequeño museo— o parques nacionales como Molino de Flores en donde encontrarás vestigios de antiguas construcciones que te harán sentir como en un set de filmación. De hecho, lo ha sido para películas como El tigre de Santa Julia.

Balneario Las Palapas es todo lo que un niño sueña en un lugar de su categoría. Barcos piratas, toboganes sencillos y de doble giro, resbaladillas, albercas al aire libre y techadas a temperatura ambiente o chapoteadero son algunas de las razones. Las tuyas pueden ser una sesión de temazcal, un masaje de reflexología en los pies o uno de disminución del dolor si es que alguna parte del cuerpo te molesta.

Localizado en un extenso terreno de áreas verdes, este balneario en Texcoco es perfecto para instalarte con tu familia desde temprano y pasar ahí todo el día ya que también hay área de comida y terrazas.